Florida, Estados Unidos – El senador por Florida de descendencia cubana Marco Rubio tuvo ayer una larga diatriba contra la decisión del presidente Barack Obama de reestablecer relaciones diplomáticas con Cuba porque si no, ningún familiar en Miami lo va a volver a invitar a comer pa’ la casa esta Navidad. Esto explica satisfactoriamente por qué insiste en aferrarse a una estrategia de ignorar al gobierno cubano que no ha tenido ningún resultado por más de 50 años.

En realidad, no podemos culpar a Rubio de querer seguir probando arroz congrí con lechón de cachete con los familiares. Y más en Navidad [Imagen suministrada]

«¿Aquí alguien está sorprendido que me oponga recalcitrantemente a la apertura con Cuba? O sea: ¿ustedes se creen que me van a dejar bajarme del avión en Miami si digo alguna otra cosa? ¿De verdad se creen que tía Julia me va a invitar pa’ su casa a comer su sabroso cerdo asado con congrí y yuca al mojo si yo le doy el visto bueno a esto?», explicó con cara de preocupación el senador. «No m’ijo, si digo lo OB-vio, que es que el régimen cubano nunca se doblegó, que esta estrategia de más de 50 años no funcionó, y que la mejor forma de promover la democracia es con el libre flujo de personas e ideas entre estos dos países vecinos, pues voy a acabar las Navidades en casa de uno de esos blanquitos a los que me quiero parecer, probando un insípido pavo con una Miller Lite. ¡Eso sería una triste Navidad!», exclamó.

El Ñame confirmó que tía Julia todavía tiene a su sobrino predilecto en la lista de invitados para su cena de Nochebuena, y que si se sigue portando bien, hasta lo va a dejar repetir.